Al amanecer, mientras el sol nos daba los buenos días, la gran luna de Septiembre no quería irse a dormir, nos acompañó casi toda la mañana mientras nosotros montábamos tres bodas distintas, el sol y la luna fueron testigos estos trocitos de Boda.
Elena, fue la más madrugadora, derrochando simpatía, le entregamos el ramo que nos había pedido, un bouquet con flores azules y blancas, con un aíre silvestre.
A juego, formamos estos pequeños ramilletes florales para la solapa del traje del novio, también para el padrino, hermanos y demás hombres de la familia.
Elena quiso regalar a sus damas de honor estas bonitas pulseras , que realizamos a juego con su ramo de novia.
Que bonitas quedaron.
Para decorar la boda de Mercedes, nos desplazamos a la Ossa de Montiel, pequeño pueblo de gente tranquila y amable , aquí, donde todos se conocen, te abren las puertas de su casa para ofrecer aquello que puedas necesitar.
Nos dirigimos a la Iglesia de estilo gótico del siglo XVI, perteneciente a la orden de Santiago, para decorar con flores de lilium blanco y paniculata, el altar y los bancos.
La alfombra roja extendida hasta la entrada a la Iglesia.
Después nos dirigimos a casa de Mercedes para entregar su ramo de novia, un momento muy importante, ya que será parte de ella en este día tan especial. Sin embargo, el momento más esperado para mí era decorar este precioso Cadillac el Dorado, rojo descapotable, del cual, me enamoré nada más verlo, ¡guauuu!! Qué preciosidad de coche…..me encantaría subir en él.
Combinando el blanco en el interior, os aseguro que te invita a subir y darte una vueltecita… ¡Fantástico! Ese aíre romántico de los años 60. Solo se merecía estos bonitos y grandes corazones de paniculata para decorarlo.
Gran expectación ante el Cadillac, por saber quién sería el afortunado en llevar a novios a la Iglesia.
Ya por la tarde, Elisa, celebraba un cóctel en el día de su boda, pero ella no quería una boda de protocolo, sino algo desenfadado, casi me atrevería a decir que iba a romper reglas, su boda era sencilla, solo quiso pasar una noche agradable con la gente que quería a su lado.
Para ello, dejamos de lado ceremonias, y nos centramos en decoración del cóctel a la luz de la luna más grande del año. Una estupenda noche llena de magia.
Botellas retro, con hortensias rosas para el centro de las mesas.
Cestos y cubos con statice, eucalipto y paniculata, fueron los encargados de embellecer el lugar.
Cubos y más cubos de flores silvestres, que sin duda , crearon un ambiente campestre en esta boda donde todos rompimos las reglas.
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