Bajo la religión Ortodoxa, Noemí y Laurean unieron sus vidas con mucha ilusión.   Tras un año de preparativos, el día llegó….

Las flores elegidas para la boda, rosas blancas, combinadas con lisianthus, y alguna otra, pero siempre manteniendo el color blanco, como símbolo de la pureza.

Según el rito de la boda rumana largas velas arregladas con flores deben portar aquellos que ha sido elegidos para ser padrinos y madrinas.

Para las damas de honor un detalle de una rosa blanca para la mano, a modo de pulsera, así, tal y como ellas querían no tendrían que quitársela en toda la noche.

Para las madrinas, unos ramitos de rosas blancas..

No nos olvidamos de  las hermanas y madres de los novios, les hicimos unos bonitos prendidos para la solapa del traje.

Novio y padrinos, así como otros familiares, llevaron también en la solapa unos prendidos algo más pequeños. Así, todos llevaron flores, como manda la tradición.

Pero la más guapa, la princesa del día, llevaba el ramo más bonito, un precioso ramo de rosas blancas acompañado con verde.

Como Noemí, tenía una promesa hecha para su ramo de novia, y ella quería tirar el ramo a sus amigas solteras, nos encargó hacer un pequeño ramo para poder tirarlo hacia atrás. Lo cierto, es que el pequeño ramo quedó tan mono, que yo personalmente me enamoré de él.

Después de la ceremonia religiosa, (la cual no pudimos hacer fotos por falta de tiempo)nos trasladamos al restaurante donde se celebrará el convite con los amigos y la familia. La decoración de restaurante fue en color bronce, y todas la sillas fueron vestidas con un lazo, así como las mesas de invitados y las mesas de la tarta, la de fruta y la de copas.

Un mural con telas blancas, las iniciales de los novios y un detalle de ramas con orquídeas, adornaron la pared que hay detrás de los asientos de los novios.

La mesa que más me gustó arreglar, fue esta, la mesa de la TARTA, mientras la arreglaba pensaba en lo grande que sería, el sabor que tendría, y por supuesto, las veces que repetiría…. Las luces bajo la tela de organza blanca le daban ese aíre cálido y romántico.