En la boda de Victoria y Sergio entramos sin llamar en una vieja bodega manchega, con una gran extensión de viñedo emparrado, donde elaboran vinos de reconocido prestigio internacional.
Tinajas, mucho tomillo, romero y lavanda, rodean el patio interior.
Una preciosa tarde primaveral, fue el momento en el que los novios dijeron ¡si quiero! Sentados sobre un banco de forja muy original por sus formas, además que era un columpio, donde los novios se movían en ciertos momentos al compás.
Un arco floral anunciando la primavera rosada vistió el altar con ese aíre romántico.
En la entrada al coctel este precioso y desenfado seating, fue el lugar escogido por los invitados para hacerse bonitas fotos.
Unos preciosos arreglos florales en las mesas de los invitados y en la mesa de los novios, espejos, velas y flores, una combinación que hace crecer la elegancia, y sencillez.
Pequeños rincones donde los bodegones acompañan la decoración del evento.
Victoria y Sergio, querían tener un cuadro de huellas que pudieran recordar durante muchos años el magnífico día donde todos sus amigos les acompañaron. Este precioso árbol, fue pintado a lápiz especialmente para ellos.
Y lo que me encantó, fue el precioso ramo de novia que le hice, ella tenía una idea, vimos fotos, pero, os aseguro, que el resultado fue mucho mejor que todo lo que habíamos hablado.
Ella quedó encantada, pero yo también.
Y con esta joven pareja nos dimos un paseo por el viñedo, charlando de la próxima vendimia, jejej….
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