Lo que debía ser una boda normal en la cual todo debería estar en orden, y bien decorado, se convirtió en un auténtico espectáculo, lleno de magia y sorpresas inimaginables.
No sé si fue el calor, el lugar, o la entrega incondicional de todos los presentes, pero en la boda de Alberto e Irene nadie quiso marcharse antes del amanecer.
Mi función en el evento fue decorar diversos rincones en un castillo medieval, y asistir como coordinadora del evento.
Durante la mañana creamos un singular espacio como rincón de firmas, donde cada invitado podría dejar su mensaje colgado en esta bonita escalera.
El rincón de bienvenida situado a la entrada del castillo nos indicaría hacia donde debemos ir.
Otro espacio muy importante, sería la zona chill out, la cual, da muy buen juego para sentarse y disfrutar de una buena charla con los amigos y familiares.
Los fanales y candiles darían una iluminación muy acogedora al caer la noche.
El seating, fue uno de los rincones que más dio que hablar, los novios querían sorprender a los invitados, y las tarjetas no se colocaron hasta el último momento, de este modo, nadie sabía que estaba pasando, y cuál sería su sitio.
Uno de los detalles más bonitos que tuvieron los novios, fue dejar sobre el plato de cada invitado un bote de mermelada casera, para colaborar con una buena causa, el gesto es admirable.
Un elegante decorado sabby chip fue el elegido para el photocall, resultando muy interesante para los invitados, ya que este permaneció ocupado desde primera hora de la tarde.
Llegada la noche, los novios no tenían mesa preparada para ellos, con lo cual todos los invitados, preguntaban por la mesa de los novios, la sorpresa llego después, cuando estos se sentaron en las mesas de los familiares y amigos, así pasarían un divertido momento con todos ellos.
La cena resultó expectante, ¿en que mesa se sentarían los novios para tomar el primer plato? ¿Y el postre? ¿Y el café? Todos pendientes de cada movimiento, cada canción que el Dj pinchaba anunciaba una sorpresa, ¿todos preparados?
Es cierto que la magia estaba en el aire, sí, yo lo noté, las miradas de complicidad, las sorpresas inesperadas, y el buen hacer, hicieron que este bonito día pudiera perdurar en el tiempo, con una gran sonrisa al recordar lo vivido.
Todos, absolutamente todos fueron participes para hacer realidad los sueños de Alberto e Irene.
Unidos por un reloj, el destino les regaló todas las horas, minutos y segundos para empezar a escribir una historia llena de aventuras.
Escuché el tic tac de vuestros corazones, y sé que vuestros relojes están sincronizados.
Me recibisteis con los brazos abiertos, y volé a mi aíre, jugando con cada minuto de la noche.
Lo pasé genial chicos!!
Gracias a mis cómplices, y mi Dj Germanclöud.
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Felicidad…es la palabra que me viene a la mente cada vez que tengo un recuerdo de este día. Sin duda Rosalía fuiste un pilar importante, de ser una desconocida pasaste a formar parte de nuestra historia desde el primer minuto, captando en todo momento lo que estaba en nuestra cabeza. Atenta en todo momento, un saber estar impresionante, una relación con los invitados como una más. Y del decorado…no podría haber sido mejor. Mil gracias de nuevo. Volvería a contar contigo con los ojos cerrados.
Que bonita palabra Irene, y que ilusión me hace saber que vosotros, como ya sabéis, yo me sentí genial con vuestra compañía. Nos volveremos a ver en otro evento.
Os deseo que sigáis marcando las horas de felicidad en vuestra vida juntos.
Gracias por todo.
Que palabras tan bonitas!! La boda salió genial, por muchas cosas, pero una de ellas, y muy importante, fue por ti. Lo decoraste todo perfecto y luego como coordinadora nos permitiste poder estar tranquilos, tener alguien al que acudir en cualquier momento… No pudo ser más acertada la idea de contar contigo.
Gracias Alberto por haber confiado en mí conocerme. Sin duda fue una experiencia preciosa, un cumulo de emociones que salieron durante toda la noche. Espero que siempre la recordéis como la más bonita en vuestra vida.
Gracias por todo.